Renovacion Carismatica "La Asuncion de Maria" Chilpancingo
viernes, 30 de junio de 2023
Es tiempo de "Evangelizar" a los de adentro.
lunes, 1 de julio de 2019
Compartir con todos en la Iglesia el Bautismo en el Espíritu Santo
En el 50 aniversario del nacimiento de la Renovación Carismática, el Papa Francisco: "Gracias, Renovación Carismática Católica, por lo que habéis dado a la Iglesia en estos 50 años. La Iglesia cuenta con vosotros, con vuestra fidelidad a la Palabra, con vuestra disposición para el servicio y con el testimonio de vidas transformadas por el Espíritu Santo.
Compartir con todos en la Iglesia el Bautismo en el Espíritu Santo, alabar al Señor sin cesar, caminar juntos con los cristianos de diferentes Iglesias y comunidades cristianas en la oración y la acción por los que más lo necesitan. Servir a los más pobres y enfermos, eso espera la Iglesia y el Papa de vosotros, Renovación Carismática Católica, también de todos vosotros: todos, todos los que habéis entrado en esta corriente de gracia. Gracias."
lunes, 5 de junio de 2017
Palabras del Papa Francisco a la Renovación - Vigilia de Pentecostés 2017
A continuación transcribimos las palabras del Papa Francisco a la Renovación Carismática por sus 50 años. (Jubileo de Oro)
Hermanos y hermanas:
viernes, 8 de enero de 2016
RECONSTRUYE TU FAMILIA ... Retiro Católico de Sanacion
Prédica de la Madre Evangelina ENSES AGUASCALIETES 2014
Padre Salvador Gonzalez - La Blasfemia contra el Espíritu Santo 1º Parte
Renovación
Carismática
Católica
en el
Espíritu
Santo
Lema: Reconstruye tu Familia... con la misericordia de Dios.
Predican : Pbro. Salvador González Magaña SNSJ
Hna. Evangelina Trujillo García SNSJ
Dia: 6 y 7 de Febrero de 2016
Lugar: Palenque e la Feria de Chilpancingo, Guerrero.
Horario: Sabado: 9:00 a 18:00 hrs y
Domingo: 9:00 a 15:00 hrs.
jueves, 10 de diciembre de 2015
CUSTODIEN EL (SU) CORAZON... #PapaFrancisco
Papa Francisco
Meditación en Santa Marta, 10 de octubre de 2014
¿Custodiamos bien nuestro corazón? Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espíritu Santo “para que no entren los demás espíritus”. “Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Tantas cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta” de cuanto “entra en mi corazón, mi corazón se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado”.
En este sentido, es recomendable la práctica, muy antigua «pero buena», del examen de conciencia. «Quién de nosotros a la noche, antes de terminar el día, cuando se queda solo» y en silencio, «no se pregunta: ¿qué sucedió hoy en mi corazón? ¿Qué sucedió? ¿Qué cosas pasaron por mi corazón?». Es un ejercicio importante, una verdadera «gracia» que puede ayudarnos a ser buenos custodios. Porque, como recordó el Papa, «los diablos vuelven siempre, incluso hasta el final de la vida». Y para vigilar que los demonios no entren en nuestro corazón es necesario saber «estar en silencio ante nosotros mismos y ante Dios», para verificar si en nuestra casa «entró alguien» que no conocemos y si «la llave está en su lugar».
El Papa concluyó diciendo que esto «nos ayudará a defendernos de muchas maldades, incluso de las que nosotros mismos podamos realizar».
CONFESIÓN Y PERDÓN DE LOS PECADOS
Por qué confesarse
¡Porque somos pecadores! Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al Evangelio. Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego. En el sacramento Dios Padre perdona a quienes, habiendo negado su condición de hijos, se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios. Puesto que el pecado de uno solo daña al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, el sacramento tiene también como efecto la reconciliación con los hermanos.
Cómo confesarse
No es siempre fácil confesarse: no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote…Tampoco es fácil confesarse bien: hoy como ayer, la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones que, por nuestra culpa, nos distancian del evangelio. Es necesario «un camino de auténtica conversión, que lleva consigo un aspecto “negativo” de liberación del pecado, y otro aspecto “positivo” de elección del bien enseñado por el Evangelio de Jesús. Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia. El camino a recorrer, comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la invocación de la misericordia divina que se nos concede gratuitamente mediante la absolución, la confesión de los pecados al sacerdote, la satisfacción o cumplimiento de la penitencia impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada.
Qué confesar
«El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerde, tras examinar cuidadosamente su conciencia. La confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1493)
Examen de conciencia
Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.
En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me revelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos? ¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honoro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?
En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido? ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis pecados, y me has de llevar a la vida eterna.
miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Es Halloween un juego inocente o peligroso? Exorcista responde
martes, 27 de octubre de 2015
La Efusión en el Espíritu Santo... un nuevo bautismo
Los discípulos, antes de la muerte de Cristo, ya eran cristianos, ya habían sido bautizados en agua (el bautismo de Juan), ya eran discípulos de Jesús. Sin embargo, el escándalo de la pasión de Jesús les encontró sin fuerzas, sin capacidad de resistencia y huyeron todos como unos cobardes. Jesús, después de resucitado, les dice: «No os ausentéis de Jerusalén. Esperad aquí la promesa del Padre. Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos hasta los confines de la tierra» (Hch 1,4-8). A pesar, pues, de estar con Jesús y haber vivido tres años juntos, los discípulos necesitaron un pentecostés que los hizo nuevos.
Asi surge la Renovación, recoge estos datos y los hace actuales. También en el mundo de hoy hay multitud de personas que siguen a Cristo, que han sido bautizadas y confirmadas, que se glorían incluso de esa fe, pero que no se manifiestan en ellas los frutos de ningún pentecostés. Su vida cristiana es cansaa, sin signos, guiada por la razón, incapaz de testimoniar, sin auténticos dones del Espíritu. Sin darse cuenta caen en la práctica de una religiosidad natural que aquieta sus conciencias hasta donde puede, pero no les produce una relación personal con Cristo ni les da la «parresía» para confesarle en todo momento y dejar que Él guíe sus vidas.
La Renovación, por tanto, es un precioso lugar donde Jesús vuelve a insinuar actualmente a todos los que le quieran escuchar: descubrid ahí la Promesa del Padre. Dejad que os inunde el don de Dios. Recibid mi Espíritu que les iluminará.
Por eso, el Señor realiza en ella esa efusión poderosa, tan sorprendente para todos los que la han experimentado y que constituye el punto de partida de toda la espiritualidad de la Renovación.
Es importante estar dentro de la Palabra de Dios y de la tradición de la Iglesia, pero fuera de esto no hay que caer en la tentación moderna de teorizar siempre esta experiencia y/o juzgarla antes de haberla experimentado, ya sea por lo que me hayan dicho o por algo que haya visto sin aun conocerlo a profundidad. Al contrario, hay que tomarla, vivirla y experimentarla completamente y dejar que estas nuevas vivencias nos inunden. De esta forma se darán auténticas conversiones, cambios de vida, florecimiento de carismas. Hoy día se necesita renovar más la experiencia el amor salvifico de Dios y la acción del Espíritu Santo, que el conocimiento.
En realidad son las experiencias nuevas, especialmente la que surgen de la docilidad a la acción amorosa Dios, las que conmueven, nos mueven y pueden arrastrar al mundo a una conversión plena en el Poder del Espíritu Santo. (Continuara...)