jueves, 10 de diciembre de 2015
CUSTODIEN EL (SU) CORAZON... #PapaFrancisco
Papa Francisco
Meditación en Santa Marta, 10 de octubre de 2014
¿Custodiamos bien nuestro corazón? Es necesario custodiar nuestro corazón donde habita el Espíritu Santo “para que no entren los demás espíritus”. “Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Tantas cosas, que entran. ¿Pero quién ha abierto aquella puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta” de cuanto “entra en mi corazón, mi corazón se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado”.
En este sentido, es recomendable la práctica, muy antigua «pero buena», del examen de conciencia. «Quién de nosotros a la noche, antes de terminar el día, cuando se queda solo» y en silencio, «no se pregunta: ¿qué sucedió hoy en mi corazón? ¿Qué sucedió? ¿Qué cosas pasaron por mi corazón?». Es un ejercicio importante, una verdadera «gracia» que puede ayudarnos a ser buenos custodios. Porque, como recordó el Papa, «los diablos vuelven siempre, incluso hasta el final de la vida». Y para vigilar que los demonios no entren en nuestro corazón es necesario saber «estar en silencio ante nosotros mismos y ante Dios», para verificar si en nuestra casa «entró alguien» que no conocemos y si «la llave está en su lugar».
El Papa concluyó diciendo que esto «nos ayudará a defendernos de muchas maldades, incluso de las que nosotros mismos podamos realizar».
CONFESIÓN Y PERDÓN DE LOS PECADOS
Por qué confesarse
¡Porque somos pecadores! Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al Evangelio. Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego. En el sacramento Dios Padre perdona a quienes, habiendo negado su condición de hijos, se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios. Puesto que el pecado de uno solo daña al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, el sacramento tiene también como efecto la reconciliación con los hermanos.
Cómo confesarse
No es siempre fácil confesarse: no se sabe que decir, se cree que no es necesario dirigirse al sacerdote…Tampoco es fácil confesarse bien: hoy como ayer, la dificultad más grande es la exigencia de orientar de nuevo nuestros pensamientos, palabras y acciones que, por nuestra culpa, nos distancian del evangelio. Es necesario «un camino de auténtica conversión, que lleva consigo un aspecto “negativo” de liberación del pecado, y otro aspecto “positivo” de elección del bien enseñado por el Evangelio de Jesús. Este es el contexto para la digna celebración del sacramento de la Penitencia. El camino a recorrer, comienza por la escucha de la voz de Dios y prosigue con el examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la invocación de la misericordia divina que se nos concede gratuitamente mediante la absolución, la confesión de los pecados al sacerdote, la satisfacción o cumplimiento de la penitencia impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada.
Qué confesar
«El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerde, tras examinar cuidadosamente su conciencia. La confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia». (Catecismo de la Iglesia Católica, 1493)
Examen de conciencia
Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.
En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me revelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos? ¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honoro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?
En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido? ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?
Acto de contrición
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis pecados, y me has de llevar a la vida eterna.
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miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Es Halloween un juego inocente o peligroso? Exorcista responde
ROMA, 28 Oct. 15 / 09:20 pm (ACI).- “Es la gran fiesta del mundo de lo oculto, el año nuevo de los satanistas, es la fiesta de este dios de las tinieblas”, declaró al canal de televisión italiano TV 2000 el P. Aldo Buonaiuto, sacerdote exorcista y autor del libro “Halloween. El truco del diablo”.
El presbítero dijo ante cámaras que es importante comprender la institución que se dio de la fiesta de todos los santos para el 1 de noviembre, ya que fue el Papa Gregorio IV alrededor del año 834 quien la trasladó del 13 de mayo a esta fecha, justamente para detener la tradición que llegaba de Irlanda y que adora el mundo de las tinieblas y de los muertos.
Asimismo destacó que hoy todo viene relativizado, unido a lo macabro, la violencia, el horror, la sangre y a modo de juego.
“En las escuelas yo escucho a distintos padres que nos hablan de niños que están horrorizados y tienen pesadillas de noche y otros niños que no entienden más la diferencia entre la vida y la muerte”, lamentó el P. Buonaiuto.
El sacerdote exorcista presentará su libro “Halloween. El truco del diablo” el 29 de octubre a las 4 p.m. (hora local) en la Universidad Europea de Roma. Junto a él estarán Mons. Matteo Maria Zuppi, Obispo auxiliar de Roma; el P. Francesco Bamonte, Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, y otros especialistas.
En declaraciones a Interris.it, el P. Buonaiuto dijo el libro busca “para informar, educar y prevenir los peligros, un subsidio para los padres y los educadores, para los catequistas y para los sacerdotes, así como para los chicos, de manera que exista conciencia sobre los significados de los símbolos del oculto y satánicos de este carnaval del horror, que no debe ser trivializado”.
Sobre la tradición del “dulce o truco” que mencionan los niños al pedir caramelos de casa en casa en Halloween, advirtió que “esconde algo mucho más serio y preocupante de lo que hace ver a las apariencias. En el antiguo culto pagano de los druidas, ‘trick or treat’, significaba la ‘maldición o sacrificio’: la obligación de ofrecer regalos a los sacerdotes del dios de la muerte, para evitar venganzas del más allá”.
“A través de está conocida moda festiva, se difunde el placer por el horror como normal, la seducción de lo macabro, la atracción por la muerte más que por la vida. Está profanando el significado de la muerte. Como escribí en el libro, el truco del diablo, es un dulce mortal para el alma”.
Por otro lado, también criticó el aspecto comercial de este evento, muy seguido por los jóvenes. “En Europa, los ingresos de la ‘Noche de brujas’ superan los 400 millones de euros”, señaló.
“Se trata de un fenómeno dañino, en el plano social, antropológico y cultural: una propuesta de valores negativos, vinculados a una visión materialista y utilitarista de la vida y el placer. Y es una profanación de la verdadera fiesta, cristiana, del culto a los Santos, de la devoción por hombres y mujeres que han tratado de imitar el ejemplo perfecto de Jesús en el amor al prójimo y en el respeto a los mandamientos divinos”.
El sacerdote exorcista Aldo Buonaiuto es antropólogo, demonólogo y coordinador del Servicio Anti-Sectas de la Comunidad Papa Juan XXIII. Estudió filosofía y teología en el Pontificio Ateneo “San Anselmo” (Roma) y antropología teológica en el Pontificio Ateneo Teresianum (Roma).
martes, 27 de octubre de 2015
La Efusión en el Espíritu Santo... un nuevo bautismo
La Renovación como un movimiento nacido en la Iglesia, es de la Iglesia y para la Iglesia, tiene un sello particular, marcado en la experiencia de Pentecostes, una experiencia, que cuando nos abrimos, consciente y voluntariamente a su acción regeneradora, puede hacer grandes cosas en nosotros.
cuando permitimos que sea Dios, sea el Espíritu Santo el que tome la rienda de nuestra vida puede cambiar en nosotros el corazón de piedra y darnos un corazón de carne, un corazón que siente, vive y late por Dios y por los demás.
Podemos descubrir muchas cosas en la Renovación, la oración, los cantos, la danza, los aplausos, levantar las manos, etc, pero todos eso, solo serán manifestaciones externas que no producirán ningún fruto en el corazón del hombre, si no son guiadas, conducidas y sobre todos permeadas por la acción regeneradora por el Espíritu Santo.
El bautismo en el Espíritu
Los discípulos, antes de la muerte de Cristo, ya eran cristianos, ya habían sido bautizados en agua (el bautismo de Juan), ya eran discípulos de Jesús. Sin embargo, el escándalo de la pasión de Jesús les encontró sin fuerzas, sin capacidad de resistencia y huyeron todos como unos cobardes. Jesús, después de resucitado, les dice: «No os ausentéis de Jerusalén. Esperad aquí la promesa del Padre. Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos hasta los confines de la tierra» (Hch 1,4-8). A pesar, pues, de estar con Jesús y haber vivido tres años juntos, los discípulos necesitaron un pentecostés que los hizo nuevos.
Asi surge la Renovación, recoge estos datos y los hace actuales. También en el mundo de hoy hay multitud de personas que siguen a Cristo, que han sido bautizadas y confirmadas, que se glorían incluso de esa fe, pero que no se manifiestan en ellas los frutos de ningún pentecostés. Su vida cristiana es cansaa, sin signos, guiada por la razón, incapaz de testimoniar, sin auténticos dones del Espíritu. Sin darse cuenta caen en la práctica de una religiosidad natural que aquieta sus conciencias hasta donde puede, pero no les produce una relación personal con Cristo ni les da la «parresía» para confesarle en todo momento y dejar que Él guíe sus vidas.
La Renovación, por tanto, es un precioso lugar donde Jesús vuelve a insinuar actualmente a todos los que le quieran escuchar: descubrid ahí la Promesa del Padre. Dejad que os inunde el don de Dios. Recibid mi Espíritu que les iluminará.
Por eso, el Señor realiza en ella esa efusión poderosa, tan sorprendente para todos los que la han experimentado y que constituye el punto de partida de toda la espiritualidad de la Renovación.
Es importante estar dentro de la Palabra de Dios y de la tradición de la Iglesia, pero fuera de esto no hay que caer en la tentación moderna de teorizar siempre esta experiencia y/o juzgarla antes de haberla experimentado, ya sea por lo que me hayan dicho o por algo que haya visto sin aun conocerlo a profundidad. Al contrario, hay que tomarla, vivirla y experimentarla completamente y dejar que estas nuevas vivencias nos inunden. De esta forma se darán auténticas conversiones, cambios de vida, florecimiento de carismas. Hoy día se necesita renovar más la experiencia el amor salvifico de Dios y la acción del Espíritu Santo, que el conocimiento.
En realidad son las experiencias nuevas, especialmente la que surgen de la docilidad a la acción amorosa Dios, las que conmueven, nos mueven y pueden arrastrar al mundo a una conversión plena en el Poder del Espíritu Santo. (Continuara...)
ESCUCHEN lo que el Espíritu esta diciendo a la Renovación Carismática.
Michelle Moran, presidente del Consejo Internacional de la Renovación Carismática Católica
por sus siglas en ingles ICCRS.
Nos llama a reflexionar sobre la visión
en desarrollo de la Renovación Carismática Católica.
En el libro del Apocalipsis, leemos en las cartas a
siente iglesias en Asia, la exhortación a “Escuchar lo que el Espíritu Santo está
diciendo a la iglesia”. Frecuentemente tengo que hacer un alto en los proyectos
y actividades en las que me encuentro para descubrir, como el Espíritu Santo
esta hablando y llevándonos así mismo descubrir un verdadero sentido de cómo
responder. Creo que en esta etapa en desarrollo, de crecimiento de la Renovación
Carismática que estamos viviendo es un
tiempo nuevo y este tiempo nos
exige una respuesta particular.
En mi papel internacional, frecuentemente estoy
viajando y he tenido oportunidades de estar en cada continente. Algunas veces
la gente me pregunta: ¿Dónde está creciendo la Renovación Carismática Católica?
Para mi, la respuesta es clara, La Renovación esta creciendo donde la iglesia está
creciendo, debido a que en cierto sentido
los “movimientos” son el reflejo de la iglesia. Entonces ¿Qué puedes ver
en tu espíritu cuando miras a la iglesia y a la Renovación en tu ciudad o en tu
país?
Cuando
los miembros del consejo internacional del ICCRS, nos reunimos el año pasado
nos sentimos profundamente llamados como dirigentes a orar acerca del camino
que nos espera hacia el 50 º aniversario de la Renovación Carismática Católica en
el año 2017.
El papel del ICCRS es servir a la renovación. No es nuestra
voluntad imponer estructuras o dictar políticas etc. Sin embargo, nos dimos
cuenta que estábamos siendo llamados e impulsados por el Señor a sugerir
algunas ideas generales en lo que concierne a toda la visión y prioridades
actuales de la Renovación Carismática a lo largo de los próximos años.
Después
compartimos estas ideas generales acerca de la visión con la Renovación Carismática en todo el mundo.
Es ahora responsabilidad del Consejo Nacional de Servicio a la Renovación, meditar, reflexionar
estas ideas en sus propios contextos, en sus comunidades. En Inglaterra, el
consejo de Servicio Nacional NSC, ha estado siguiendo y desarrollando 3 grandes
áreas de la visión sugerida por la ICCRS y actualmente esta desarrollando una
visión estratégica para poder concentrarnos
en vías de “camino a nuestro jubileo”.
1) ENCENDER LA LLAMA
En
el inicio de la Renovación Carismática, el fuego del Espíritu Santo fue
expandido de una manera muy natural, por aquellos que habían entrado a una nueva
vida en el Espíritu.
Éramos al parecer embajadores naturales del Espíritu Santo
compartiendo de una manera muy espontanea lo que habíamos experimentado. Hoy,
esto parece pasar en una manera más moderada y reservada. Tal vez esto es
porque para algunos de nosotros la "nueva vida"
ya no es noticia, sino algo que nos hemos acostumbrado ya, y por lo tanto no
sentimos la necesidad de hablar de ello con tanto fervor.
Sin embargo no hay
nada como un “Pentecostés privado y personal”. Cuando el fuego del Espíritu ha
empezado hay vida, calor y dinamismo. Cuando el Espíritu descendió sobre los discípulos
en el tabernáculo ellos salieron con poder. Se nos ha investido de poder y se
nos ha comisionado a ser como aquellos iniciadores del fuego.
Una de las
mejores herramientas para iniciar el fuego, son los seminarios de la vida en el Espíritu.
Estos fueron desarrollados en los comienzos de la vida de la Renovación Carismática
Católica. Con el paso de los años han sido actualizados, se han analizado y se
han renovado de una manera muy interesante, los elementos básicos han
continuado siendo los mismos. En esencia contienen la proclamación del mensaje
básico del evangelio – El Kerigma -, además del testimonio de cómo ha cambiado la
vida de las personas tras responden al mensaje. La parte central de los seminarios es la
invitación a responder a lo que Dios ya ha hecho en nosotros al estar abiertos
a recibir la efusión o bautismo en el Espíritu Santo.
Hoy en día 120 millones
de personas testifican un cambio de vida a través de haber tenido una
experiencia en el Espíritu Santo por medio de la Renovación Carismática Católica.
Sería un error limitar la experiencia del bautismo en el espíritu santo
solo a la vida en los seminarios del Espíritu. Claramente, el espíritu se mueve
donde quiere (Jn 3,8). Sin embargo, los seminarios han probado ser una manera
muy efectiva de encender el fuego del Espíritu
Santo. Es interesante ver como en países donde la renovación carismática ha
existido desde sus primeros años ahí ahora parece ser que los seminarios tienen
una nueva unción. Hay un resurgimiento en el número de los seminarios que se
realizan y el número de personas que asisten. Este es un buen signo porque no
podemos mantener privatizado el fuego del espíritu para nosotros mismos.
Sin
embargo en algunos lugares he notado que cuando se realizan los seminarios, en
lugar de que los participantes sean personas nuevas, seguido hay un grupo de
personas quienes están tomando o participando del seminario por segunda,
tercera o incluso cuarta vez. Claramente esto no tiene ningún sentido.
Necesitamos iniciadores del fuego, no reciclarlos.
El
seguimiento original era que después de los seminarios la gente comenzara a
crecer en el espíritu en sus grupos locales de oración y después cuando los
seminarios se llevaran de nuevo a cabo esas personas fueran dirigentes grupales.
Tal vez será porque hoy la gente no siempre tiene la oportunidad de crecer en
el Espíritu a traves de un grupo local de oración, por eso se siente la
necesidad de retomar el semanario. No
obstante, esto es también una indicación de que necesitamos pensar más
creativamente y de muchas diversas maneras de cómo podemos darle seguimiento a
los seminarios y ayudar a las personas a crecer en el Espíritu. En algunas
situaciones es más fácil iniciar el fuego que mantenerlo. He visto ciertamente
esto en África donde el fuego del espíritu puede inicialmente crecer
fuertemente pero a menudo en un punto hay una carencia de preparación en los líderes
para hacer que la gente crezca y madure en el Espíritu. El oeste europeo, las
condiciones de la cultura secular para iniciar el fuego en el espíritu son más
que un reto. La madera ha sido humedecida por un clima de secularismo,
relativismo y una moral generalizada. Así que tal vez puede ser de ayuda tener
algunas maneras suaves para atraer a la gente y les ayudará a sentirse cómodos antes
de sumergirlos en la intensidad de los seminarios.
2) REAVIVAR LA LLAMA
San
Pablo le recordó a su joven discípulo Timoteo “Por eso te recomiendo que avives
el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos” (2Tim 1,6).
Obviamente empezar el fuego es solo el primer paso. La gente necesita ser
alimentada y animada para que puedan ellos crecer en la madurez espiritual. Hoy
en nuestro contexto esto tiende a pasar más en conferencias regionales,
diocesanas y nacionales que a través de grupos locales de oración. A menudo los
grupos locales fueron un lugar seguro donde la gente podía crecer y tomar mayor
confianza en el ejercicio de los regalos carismáticos.
Hoy en día toma más tiempo formar a las personas y permitir que los dones “reaviven en ellos la llama”. Por eso somos vistos como una Renovación
Carismática débil en el uso de los carismas. Tal vez hemos carecido de
oportunidades de formar, guiar, a las personas como discípulos, enseñarles el
uso de los carismas, así como capacitarlos y formarlos en liderazgo. Pablo hizo
una inversión en Timoteo. Todos nosotros quienes hemos caminado en el espíritu
por un tiempo, debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Quién es nuestro
Timoteo? ¿A quién estamos llamados a conferirle esto? ¿Cómo podemos nosotros
conferir a otros ese liderazgo?
3) EXTENDER LA LLAMA
En el 2002 el entonces Cardenal Ratzinger dijo: “El
desafío de hoy es no permitir que la fe se desvanezca o se englobe solo a grupos cerrados, sino para
que se ilumine a todo el mundo y hable a cada uno. Si regresáramos a las
primeros siglos de la iglesia de la iglesia, los cristianos eran pocos pero
ellos llamaron la atención de la gente porque no eran un grupo cerrado”.
Tenemos una obligación, un deber como Renovación Carismática Católica de
“Difundir la Cultura de pentecostés”. Debemos resistir la tentación de huir del
mundo o de permanecer en la seguridad de un grupo de oración o congreso.
Tenemos trabajo que hacer, ser las personas quienes extiendan el fuego.
En respuesta a una palabra profética en 1998, la Renovación Carismática Católica en
Inglaterra tomo una decisión deliberada de ponernos a nosotros mismos al
servicio de la iglesia. A través de varios programas producidos por la CES/caFE
hemos tenido la oportunidad de proveer de recursos a dos terceras partes de las
parroquias en Inglaterra. Sin embargo necesitamos seguir alentando a las
personas a usar estos recursos. ¿Tal vez el Espíritu Santo pudiera estar
incitándote a ayudar a expandir el fuego a través de los programas CaFE? Las
últimas series, “Los Santos” es muy fácil de ejecutar (ver www.faithcafe.org).
El comité de Servicio Nacional NSC en conjunto con la
sociedad bíblica también ha producido un nuevo recurso “50 días de libertad”
(ver página 27) donde se anima a las personas a orar en una preparación para
Pentecostés. Por favor hagan todo lo que puedan para promover este recurso y
animar a las personas a rezar la novena de pentecostés. Esto es solo el fuego
del Espíritu Santo que puede verdaderamente cambiar la faz de la tierra.
Asi que, manos a la obra...
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ROSARIO DEL ESPIRITU SANTO
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…Amén
Para comenzar, se recita el Credo, el Padre Nuestro y el Gloria.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
PRIMER MISTERIO: Honremos al Espíritu Santo y adoremos al amor sustancial que procede del Padre y del Hijo y los une en una caridad infinita y eterna.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
SEGUNDO MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo inmaculada a María en su concepción y la santificó con la plenitud de su gracia.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
TERCER MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo a la Santísima Virgen , madre del Verbo divino en el misterio de la Encarnación.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
CUARTO MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque dio la vida a la Iglesia en el día glorioso de Pentecostés.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
QUINTO MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque reside de una manera permanente en la Iglesia , y la asiste según la promesa divina, hasta la consumación de los siglos.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
SEXTO MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque creó en la Iglesia el nuevo Cristo que es el sacerdote, y confió la plenitud del sacerdocio a los Obispos.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
SEPTIMO MISTERIO: Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, en la virtud heroica de los santos en la Iglesia , obra secreta y maravillosa del “Santificador Omnipotente”.
Se repite 10 veces:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
Y enciende en ellos el fuego de Tu amor.
Jaculatoria: Padre, envíanos al Paráclito, prometido por Nuestro Señor.
Para terminar :
- Envía tu Espíritu y todo será creado.
- Y renovarás la faz de la tierra.
OREMOS: Oh Dios que con la luz del Espíritu Santo enseñaste a los fieles la verdad, concédenos conocerla en el mismo Espíritu y gozar siempre de sus consuelos celestiales.
Por nuestro Señor Jesucristo. Así sea.
LETANIAS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros.
Padre Omnipotente, ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo eterno del Padre y Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, santifícanos.
A todo lo siguiente repite VEN A NOSOTROS
A todo lo siguiente repite VEN A NOSOTROS
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo
Promesa del Padre.
Don de Dios altísimo.
Rayo de luz celeste.
Fuente de agua viva.
Autor de todo bien.
Unción espiritual.
Caridad ardiente.
Fuego que consume.
Espíritu de amor y de verdad.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento
Espíritu de consejo y de fortaleza.
Espíritu de ciencia y de piedad
Espíritu de temor de Dios.
Espíritu de gracia y de oración.
Espíritu de paz y de dulzura.
Espíritu de modestia y de inocencia.
Espíritu consolador.
Espíritu santificador.
Espíritu que gobiernas la Iglesia.
Espíritu que llenas el universo.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Unción espiritual.
Caridad ardiente.
A todo lo siguiente se repite TE ROGAMOS, OYENOS
Espíritu Santo, ven a renovar la tierra.
Espíritu Santo, inflámanos con el fuego de tu amor.
Espíritu Santo, danos el tesoro de tus gracias.
Espíritu Santo, enséñanos a orar.
Espíritu Santo, iluminanos con tus inspiraciones.
Espíritu Santo, imprime tu ley en nuestros corazones.
Espíritu Santo, condúcenos por la vía de la salvación.
Espíritu Santo, inspíranos la práctica del bien.
Espíritu Santo, concédenos la única ciencia necesaria.
Espíritu Santo, haz que perseveremos en tu justicia.
Espíritu Santo, imprime en nosotros el horror al pecado.
Espíritu Santo, concédenos el mérito de todas las virtudes.
Espíritu santo, se Tu nuestra eterna recompensa.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Envía a nosotros Tu espíritu.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Llena nuestras almas con el don del Espíritu Santo.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Haz que el espíritu Santo, produzca en nosotros sus frutos.
Ven Espíritu Santo, llena con Tus dones los corazones de tus fieles,
Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
OREMOS:
Señor, que la fortaleza de Espíritu Santo, venga en nuestra ayuda para que se digne lavar las manchas de nuestros corazones y protegernos de nuestros enemigos.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
CONSAGRACION AL ESPIRITU SANTO
Recibe oh espíritu Santo de amor, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser.
Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: Mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones. Transformarme Oh santo espíritu, dígnate formarme con María y en María, según el modelo de nuestro divino Jesús.
Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu santificador.
En el Nombre de Padre, del Hijo y del Espiritu Santo... Amen...
En el Nombre de Padre, del Hijo y del Espiritu Santo... Amen...
miércoles, 21 de octubre de 2015
TEXTO COMPLETO Catequesis del Papa Francisco sobre la promesa conyugal 21/10/2015
El Papa Francisco dedicó la Audiencia General de este miércoles, 21 de octubre de 2015, a la promesa conyugal, es decir, “la promesa de amor y de fidelidad que el hombre y la mujer se hacen el uno al otro”. En su catequesis destacó que “la fidelidad a las promesas es una verdadera obra maestra de humanidad".
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
En la meditación pasada hemos reflexionado sobre las importantes promesas que los padres hacen a los niños, desde que ellos son pensados en el amor y concebidos en el vientre.
Podemos agregar que, mirando bien, la entera realidad familiar está fundada sobre la promesa - pensar bien esto, la identidad familiar está fundada sobre la promesa-: se puede decir que la familia vive de la promesa de amor y de fidelidad que el hombre y la mujer hacen el uno a la otra. Esta implica el compromiso de acoger y educar a los hijos; pero actúa también en el cuidado de los padres ancianos, en el proteger y cuidar los miembros más débiles de la familia, en el ayudarse el uno al otro para realizar las propias cualidades y aceptar los propios límites. Y la promesa conyugal se amplía al compartir las alegrías y los sufrimientos de todos los padres, las madres, los niños, con generosa apertura en la humana convivencia y el bien común. Una familia que se encierra en sí misma es como una contradicción, una mortificación de la promesa que la ha hecho nacer y la hace vivir. No olviden nunca: la identidad de la familia siempre es una promesa que se alarga y se alarga a toda la familia y a toda la humanidad.
En nuestros días, el honor de la fidelidad a la promesa de la vida familiar aparece muy debilitada. Por una parte, por un derecho mal entendido de buscar la propia satisfacción, a toda costa y en cualquiera relación, es exaltado como un principio no negociable de libertad. Por otra parte, porque se confían exclusivamente a la obligación de la ley los vínculos de la vida de relación y del compromiso por el bien común. Pero, en realidad, ninguno quiere ser amado solo por sus propios bienes o por obligación. El amor, como también la amistad, deben su fuerza y su belleza a este hecho: que generan un vínculo sin quitar la libertad. El amor es libre, la promesa de la familia es libre, y esta es la belleza. Sin libertad no puede haber amistad, sin libertad no hay amor, sin libertad no hay matrimonio.
Por lo tanto, libertad y fidelidad no se oponen la una a la otra, más bien se sostienen mutuamente, sea en las relaciones interpersonales, sea en las sociales. De hecho, pensamos a los daños que producen, en la civilización de la comunicación global, la inflación de promesas incumplidas, en varios campos, ¡y la indulgencia por la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos adquiridos!
Si, queridos hermanos y hermanas, la fidelidad es una promesa de compromiso autocumplida, creciendo en la libre obediencia a la palabra dada. La fidelidad es una confianza que “quiere” ser realmente compartida, y una esperanza que “quiere” ser cultivada juntos. Y hablando de fidelidad me viene a la mente aquello que nuestros ancianos, nuestros abuelos cuentan: “ay aquellos tiempos” cuando se hacía un acuerdo, un apretón de mano, era suficiente, porque había la fidelidad a las promesas y esto que es un hecho social también tiene el origen en la familia, en el apretón de manos del hombre y de la mujer para ir hacia adelante juntos, toda la vida.
La fidelidad a las promesas son ¡una verdadera obra de arte de humanidad! Si miramos a su audaz belleza, estamos asustados, pero si despreciamos su valiente tenacidad, estamos perdidos. Ninguna relación de amor –ninguna amistad, ninguna forma de querer bien, ninguna felicidad del bien común- alcanza la altura de nuestro deseo y de nuestra esperanza, si no llega a habitar este milagro del alma. Y digo “milagro”, porque la fuerza y la persuasión de la fidelidad, a pesar de todo, no terminan de encantar y de sorprendernos. El honor a la palabra dada, la fidelidad a la promesa, no se pueden comprar ni vender. No se pueden obligar con la fuerza, y ni siquiera, y ni si quiera, cuidar sin sacrificio.
Ninguna otra escuela puede enseñar la verdad del amor, si la familia no lo hace. Ninguna ley puede imponer la belleza y la herencia de este tesoro de la dignidad humana, si el vínculo personal entre amor y generación no la escribe en nuestra carne.
Hermanos y hermanas, es necesario restituir honor social a la fidelidad del amor: restituir honor social a la fidelidad del amor. Es necesario sustraer a la clandestinidad el milagro cotidiano de millones de hombres y mujeres que regeneran su fundamento familiar, del cual cada sociedad vive, sin estar en grado de garantizarlo en ningún otro modo. No por casualidad, este principio de la fidelidad a la promesa del amor y de la generación está escrito en la creación de Dios como una bendición perene, a la cual está confiado el mundo.
Si san Pablo puede afirmar que en el vínculo familiar está misteriosamente revelada una verdad decisiva también para el vínculo del Señor y de la Iglesia, quiere decir que la Iglesia misma encuentra aquí una bendición de cuidar y de la cual siempre aprender, antes de enseñarla y disciplinarla. Nuestra fidelidad a la promesa está aún siempre confiada a la gracia y a la misericordia de Dios. El amor por la familia humana, en las buenas y en las malas, ¡es un punto de honor para la Iglesia! Dios nos conceda ser a la altura de esta promesa. Y rezamos también por los padres del Sínodo: el Señor bendiga su trabajo, realizado con fidelidad creativa, en la confianza que Él en primer lugar, el Señor, Él en primer lugar, es fiel a sus promesas.
Gracias.
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lunes, 12 de octubre de 2015
¿Por qué casarse es una vocación?
Las personas no fuimos hechos para los compromisos a medias, nuestra naturaleza nos lleva a darnos el todo por el todo.
En los últimos meses antes de casarnos, ésa frase se convirtió en el tema rompehielo con el cual la mayoría de personas se acercaban a mí, seguido de una “conversación seria” aludiendo a mi juventud, y al porque el matrimonio era un proyecto muy arriesgado. Tengo varios conocidos que conviven con sus parejas, y cuando supieron de nuestro compromiso no se hicieron esperar para tratar de disuadirme.
Antes de tener la cita con el sacerdote, para recibir el aval de la Iglesia que nos permitiría celebrar el sacramento, llego a mí un vídeo de una blogger que hablaba sobre como “el romance había muerto”, los compromisos eran cosa del pasado, y las parejas ya no creían en el matrimonio. Por lo cual aconsejaba simplemente mudarse con la pareja antes de dar el “salto definitivo” y si las cosas marchaban mal “Arrivederci”, cada quién por su lado, fin del tema.
Al reflexionar sobre todo esto, me hice la preguntas:
¿Por qué estoy diciendo SÍ al matrimonio por la Iglesia?
¿Me estoy perdiendo algo al comprometerme para toda la vida?
¿Porqué o para qué casarme?
Y luego de una larga reflexión, llegué a una sencilla verdad:
Si sientes que Dios te llama a formar una familia, el matrimonio es para lo que fuiste creado(a).
Muchos me dirán: “Emma, pero eso no es un argumento válido es tan sólo una frase”, y sí lo sé, es sólo una frase, pero ténganme paciencia y permítanme compartirle mi postura.
Las personas no fuimos hechos para los compromisos a medias, nuestra naturaleza nos lleva a darnos el todo por el todo. Ninguna persona entra en una empresa con la idea de fracasar, y más aún, nadie inicia una relación de pareja vislumbrando el día en que ésta se termine. Trabajo en una oficina parroquial, y me he puesto a pensar: ¿Si la Iglesia pusiese una ventanilla para los que se quieren divorciar, es decir, “Casarse con la posibilidad de divorcio” y otra ventanilla con la consigna de “Matrimonio para toda la vida”, cuantos escogerían la primera? Pues yo creo que nadie iría a la ventanilla del divorcio, creo que cualquier persona en su sano juicio quisiera un “Te amo! Y es para siempre”, además sería muy extraño que tu enamorado de una forma indirecta te diga: “Me caso contigo, pero si las cosas no me gustan conmigo no cuentes”. Sería empezar con bases muy débiles la relación e iniciar con una gran sombra de desconfianza y temor algo tan grande como lo es el matrimonio.
No existe un matrimonio a plazo, con fecha de caducidad, o con posibilidad de renovación de contrato. Cuando decides casarte es una decisión, y es una decisión tuya, no de la Iglesia, ya que ella no te obliga, ella simplemente es Testigo. Cuando dices:
Yo,_____ te recibo a ti________, como mi esposo(a)y me entrego a tiy prometo serte fielen la prosperidad y en la adversidad,en la salud y en la enfermedad,y así amarte y respetartetodos los días de mi vida.
Eres tú quien lo dice, no la Iglesia, ni tampoco le dices a tu cónyugue “Te recibo en nombre de la Santa Sede” o “Te seré fiel por voluntad del Papa”. Porque no es la Iglesia quién tomó la decisión, por lo tanto tampoco ella puede cambiar después las reglas del juego, porque has sido tú quien ha prometido amar para toda la vida, la Iglesia simplemente te recuerda tu disposición primera de amar, porque fue lo que prometiste, entregarte por completo, amar por la simple decisión de amar. (Disculpen si uso muchas veces la palabra “decisión” pero quiero remarcar muy bien el peso de ésta y su papel fundamental en la vocación del matrimonio).
Sin embargo, muchos de nosotros pareciera que nos entrenamos para los divorcios exprés, es decir, estar con alguien hasta que ése alguien ya no me haga feliz, y se nos olvida que el matrimonio no se trata de nosotros mismos, al entrar con ésa mentalidad, comenzamos con una actitud completamente egoísta, por una simple razón: no te casas para que te hagan feliz, te casas para propiciar que él otro sea feliz y día a día se encuentre con la fuente de ésa felicidad: Cristo (aclaro que nadie puede dar lo que no tiene, y por lo tanto, si tú mismo no has descubierto esa fuente de la felicidad, será muy difícil que puedas compartirla con la persona que amas). Por lo tanto, el matrimonio no se trata de dar sólo el 5%, 10%, 15%, o decirle al otro, “te doy el 90% de mí corazón, puedes tener mi presencia contigo por un tiempo, pero no puedo entregarte todo mi ser”.
Eso no es amor. Y lo sabemos.
El amor no dice: “Te amaré por dos años“, o “Te amaré hasta que ya no podamos ponernos de acuerdo“. Esto no es amar, porque el amor auténtico demanda un compromiso, requiere un para siempre; cualquier otra cosa fuera de esto simplemente no es amor, es algo falso, o inclusive una comunión de egoísmo. Es cierto que hombres y mujeres luchamos con nuestras propias debilidades, y que la inconstancia es una de ellas, pero el hecho de que no hayamos amado de ésa manera, no quiere decir que dicha clase de amor no exista.
Muchas veces la falta de formación (es decir, nos preparamos para una profesión por años, pero para un matrimonio de toda la vida muchos protestan si se les pide hacer una catequesis de unos cuantos meses, ¿que acaso la relación va a funcionar por arte de magia?), la cultura egoísta, la economía utilitarista, la pérdida del sentido de la virtud y el peligro de los vicios, el pecado humano, la cultura de la muerte en sí, están jugando un papel sumamente dañino en el empobrecimiento de nuestra generación, que erróneamente ve como revolución el alza en las tasas de cohabitación (porque es mejor probar a ver si sirve, como si la otra persona fuera un experimento), el miedo al compromiso (disfrazado de una falsa libertad), y el declive del matrimonio.
“Quien ataca la familia no sabe lo que hace, porque no sabe lo que deshace”
Sí, puede que sea más seguro para un corazón egoísta el nunca comprometerse y mantener siempre las “opciones abiertas”. Pero presentar la cohabitación, como algo atractivo y racional, dónde aprendas a “probar” con una y otra y otra pareja, es una magnífica manera de preparar tu corazón para las separaciones. Por una simple razón: No hay sacrificio. Tienes siempre un pie adentro y un pie fuera de la puerta, listo para salir corriendo a la primera cosa que te incomode. Al estudiar y rezar con los votos matrimoniales (porque me los aprendí, y son parte de mi oración de cada mañana), descubrí que el amor auténtico, involucra todo de nuestro ser: cuerpo, mente, corazón y alma, y que el matrimonio se fundamenta en un amor que es libre, total, fiel y fecundo. La cohabitación, por el contrario, involucra un cuerpo que dice me entrego por completo, mientras que tu corazón y alma dice “sí pero sólo y por mientras las cosas marchen bien“.
Sin embargo, aún hay esperanza, por si no lo han notado las personas estamos fascinadas con las bodas (basta echar un vistazo a cualquier revista), por una razón. Hay una verdad dentro de cada uno de nosotros que anhela el amar y ser amados de ésa manera: completamente, sin reserva alguna y para siempre, ya sea a través de la vocación matrimonial o bien en la vida religiosa u ordenación sacerdotal. Hay una gracia sacramental cuando nuestro amor es libre, total, fiel y fecundo, y nos llena porque precisamente fuimos creados para amar así. Innumerables canciones, películas y artistas musicales cantan éste amor, el amor que da la vida. Y ésa precisamente es la paradoja del amor humano: tenemos que perdernos para encontrarnos.
“Quién pierde su vida por mí, me encontrará, no tengas miedo, yo conozco a quienes elegí”(Gracias Hermana Glenda!)
Éste el amor que Jesucristo vivió a través de la entrega total de su vida en la cruz, con los brazos de par en par, sin guardarse nada para sí. Su amor es el modelo para que nuestro amor sea libre, total, fiel y fecundo.
“Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. nos debe doler. nos debe vaciar de nosotros mismos”
Hoy hace un año exacto, que Didier y yo nos comprometimos. Fue un noche después de Misa, después de haber ofrecido a Dios la decisión y haberle dado no solo el “Sí acepto” al otro, sino también el “Hágase en mí” al Señor. Supe lo que fue mi vida sin mí hoy esposo y descubrí que todo fue preparación. Después de años de discernimiento y purificación en nuestros corazones, fuimos bendecidos con la claridad y la paz sobre esta decisión. De mi parte quiero disfrutar tanto como pueda, y entregar todo lo que me quede de vida a Dios en ésta vocación, a través de mi entrega a Didier. Descubrir que el amor matrimonial es reflejo del amor de Cristo por su Iglesia me ha hecho libre de todo temor innecesario, y me da el coraje para convertirme en la mujer que Dios quiere que sea, una mujer que hará todo lo posible por impulsar a mi esposo en su peregrinar hacia el Cielo.
Quiero darle a Didier todo de mí, no solo el 80%, ni el 90%, o el 99% de mí. Sino el 100% y una milla extra. Porque para esto fuimos creados: Para amar sin medida.
Es por esto, que decidí entregar mi vida.
El matrimonio es mi vocación.
(EL BLOG DE EMMA Y DIDIER)
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